Llevó años tratando de convencer a mi padre de que el 9/11 es una mentira. Y a mi madre de que la Religión es un engaño milenario. Mi padre es una persona razonable, es ateo desde que su abuela camandulera cayó en una zanja saliendo de misa, se quebró el vaso y murió. Mi madre en cambio ha ido de religión en religión buscando un apoyo emocional para sus constantes crisis existenciales. Su última locura fue unirse a los fanáticos cristianos, era realmente desesperante verla «améneando» y «hermaneando» a todo el mundo. Incluso convirtió a mi abuela (su madre) quién había sido toda su vida católica. Cosas de locos.
Mi padre siempre defendió a Uribito por haberle permitido volver al campo a trabajar, mi madre en cambio delira con él, es el hombre perfecto: buen esposo, galante, trabajador y rezandero. Vivía con un par de conformistas en la casa. Pero de un tiempo para acá la situación ha venido mejorando. Vengo hablando con ellos sobre el mundo y su decadencia; y entre charlas y charlas, mi padre se ha declarado ferviente defensor del medio ambiente y mi madre anti-consumista.
Por alguna extraña razón siempre que hablábamos de este tema, terminábamos hablando de los Estados Unidos de America y su hambre insaciable. De cómo nos han llenado la cabeza de mierda, y de cómo quieren imponer en contra de la voluntad del planeta «the american way of life». Pues bueno, en charlas familiares en la cocina terminamos resolviendo que el individualismo, el consumismo y la extracción desenfrenada de petróleo, todo eso amarrado a una gran ceguera colectiva y falta de conciencia, los detonantes de la crisis por la cual estamos atravesando.
Pero sólo hasta hoy gané la batalla contra sus mentes cuadriculadas y conformistas. Un tal Rafid Ahmed Alwan al-Janabi, aceptó que inventó todo el cuento de las armas de destrucción masiva en Irak, razón por la cual tropas de Estados Unidos han literalmente destruido ese país – debe ser un negociazo: crear armas, destruir el país, poner hospitales, y luego reconstruirlo – A la guerra de mentiritas, que inició en 2003 y que aún continúa cobrando la vida de miles de personas inocentes, no demoraron otros pendejos en sumársele: España, Inglaterra, Colombia e Italia. Y luego me salen en Italia haciendo shows patéticos por sus alpinos muertos combatiendo a nombre de otra nación, justamente la que nos está llevando al apocalipsis.
La gran casualidad es que ayer conversaba con un hermano de mi padre, que vivió durante un año en un Bunker en medio de Bagdad. Me cuenta que las carreteras, los edificios, ciudades y pueblos son escombros, que detrás de todo está Dick Cheney. Sus compañeros gringos y él, son plenamente conscientes de esta gran mentira que el mundo entero se ha tragado sin chistar. Esta y las otras 935 que ha mediatizado el gobierno green-go, para justificar las guerras que desangran a esta miserable humanidad.
Irak: Historia de una mentira. El Espectador
Lo único que quieren es Petróleo. Lo único que quieren es seguir alimentando ciudades inútiles como Las Vegas. Lo único que quieren es seguir teniendo el mundo a sus pies. Sin importarles la vida de la humanidad y del resto de especies que conviven -desgraciadamente para ellas- con esta inmundicia humana. Humanidad: Despierta! No hay nadie escondiéndose en un hueco en Afganistán. No hay armas en Irak, porqué mejor las tropas no las van a buscar en su país?
«Dios y Patria»? Abajo Dios y abajo la Patria. Que viva el Planeta y que viva el hombre. Ahora recuerdo las palabras de un sabio anciano piemontese, lleno de plata, pero siempre con la misma ropa y el mismo olor a vaca: «Faciamo schifo adesso» decía en un pobre italiano y con actitud derrotista pero enfadada. «Damos asco ahora»: «no hay quien siembre el maíz, el ajo, dos papas». Es que la lógica no es tan complicada: no necesitamos de todo eso que nos venden para ser felices. Y es esto lo que más aterra. La indiferencia.
Después de estas tristes charlas, mis padres sólo desean buscarse un refugio en algún rincón del mundo, tener unas vaquitas y unas gallinitas, una huerta, y una casa llena de tranquilidad. Será mucho pedir? No necesitamos Hummers que consuman la sangre negra de la tierra, y que destruyen a su paso nuestras reservas de oxígeno y nuestra dignidad. Ni tampoco ser famosos y tener lujos. Bien sabe decir mi padre:
«Esos tan preciados pesos por los que vivimos, no son más que papel, papel que nos ha atado a la esclavitud más miserable, al punto que llegamos a regalar nuestra dignidad por un poco de dinero. El día que todo esto se acabe, el dinero, no lo podremos comer»
Hace poco vi un vídeo donde Robert Kennedy, Jr decía con tristeza: América (USA) no es más el pueblo que era, su hambre de petróleo lo ha llevado a ser un tirano.
Para el próximo post resolveremos el gran misterio: cómo hacer que su madre deje de creer en Jesucristo. Si es que sigo con vida.