Mientras la voz fue

No tengo nada que decir
Las formas del pensamiento no transmutan en palabras
ni en nada con rasgos semánticos y mucho menos sintácticos
Llevo viendo a Abraham por meses
detenido en el espolón mirando no hacia al mar, sino hacia mí.
Su rostro mulato y joven, y su pelo crespo largo enmarañado entre el viento
me miran sin expresión
¿Qué me estás diciendo?
Mueve los labios, haz un gesto, di algo, grita. Le digo yo desde acá.-
Pero él solo observa.
¿Qué será lo que ve… en mí?
Es a mí a quien está viendo…
… no sé si esa es una pregunta o una afirmación…
No creo que pueda ver nada porque acá no hay voz
No hay antónimo de comportamiento, y por tanto
algo nos estamos diciendo
Entre sueños o realidades alternativas
o incluso, en ninguna parte
simplemente aquí estamos existiendo
mientras me atraviesa esta sensación de no ser digna del mundo
mientras no pueda hablar.

Deja un comentario